marzo 31, 2020 8 lectura mínima 2 Comentarios

Lo que para muchos han sido días de encierro, para otros ha significado estar largas horas fuera de casa y trabajando 24/7. Hoy queremos aprovechar este espacio de nuestro blog para compartir las historias de distintos trabajadores de la salud de la #ComunidadP3.

Alejandra

Alejandra es kinesióloga, tiene 27 años y trabaja en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en el área de neurorehabilitación. Le toca tratar a pacientes que tengan patologías neurológicas, “parecido a lo que realiza la teletón, pero enfocado en adultos”. Ella describe su pega como algo bacán, que le gusta mucho y llena harto; “soy súper feliz con lo que hago”. 


Este último tiempo ha sido intenso; se han cancelado varias horas ya agendadas con pacientes que estaban en tratamiento, por lo que sólo se está atendiendo a aquellos que están hospitalizados. Además de lo neurológico, ella colabora en todo lo que pueda, especialmente en aspectos respiratorios por estas fechas. Alejandra y sus colegas han trabajado todos los días. Esta semana comienzan turnos de 7 días de trabajo, y luego 2 de cuarentena. “Nos han preparado para la guerra, todos estamos enfocados en áreas distintas de kinesiología, y capacitados para cumplir los desafíos que nos va a traer todo esto”.


A pesar del gran desafío que esto implica, Alejandra se siente bien. Vive sola, no ha visto a su familia ni ha tenido contacto con nadie que no sean sus colegas y pacientes. Es difícil, echa de menos, pero se ha sentido bien consigo misma. Este tiempo le ha servido para acercarse a cosas que tenía botadas, por ejemplo, la cocina, que aún odia un poco pero que ya no mira con tanto desdén. También ha hecho lo mismo con la música, retomando instrumentos que tenía medios desechados. A su modo de ver, esta pandemia reforzó la idea de que tenemos que evaluar muchos aspectos como sociedad, y que la naturaleza se encargará de hacernos ver cosas que olvidamos por estar muy metidos en el día a día siempre pendientes de producir. 


Su actitud es optimista. Tiene claro que tarde o temprano existirá una vacuna para este virus, y está enfocada en ayudar en que, hasta que eso pase, las consecuencias no sean tan graves.


Alejandra anda en bici, compró una híbrida en diciembre porque se aburrió de lo difícil que estaba moverse en transporte público después del 18 de octubre. Antes de tener una, no andaba nada, ahora cada vez que tiene turno la usa. Le ha comprado varios accesorios para mantenerla bien “es como mi hija jaja”. Antes de entrar a la pega hacía harto ejercicio y ahora no ha tenido tiempo, así que haber comprado la bici ha sido la mejor decisión. 

 

Nadia

Nadia vive en Puente Alto, es técnico en enfermería y trabaja hace 2 años en la recepción de la Clínica Vespucio, en urgencias. Ella es la cara visible, y le toca organizar la llegada de pacientes, gestionar las hospitalizaciones y diferenciar, junto a sus compañeros, entre los pacientes comunes y los que entran por problemas respiratorios. 


“Tengo la suerte de trabajar en el servicio de urgencia de una clínica”, donde Nadia trabaja, hay box y no se atiende en pasillo. A pesar de eso, hay un colapso de 5 a 6 horas de espera; la gente se enoja y está más cansada, al igual que quienes atienden. “El trabajo del administrativo es algo ingrato, todo el mundo recuerda al funcionario típico de la salud, pero pocos valoran la pega de sacar cifras, ordenar documentos. Es complejo emocionalmente y se viene más pesado todavía, la cosa está recién empezando”.


En su casa su mamá está con teletrabajo, la hicieron tomar esa modalidad porque Nadia trabaja en el área de la salud. Su papá quedó cesante, su hermana chica es bombero y sale bastante, por lo que mantener la cuarentena no ha sido fácil. Todos salen lo justo y necesario, porque aunque sea Nadia quien trabaja en una zona de riesgo, tiene una enfermedad autoinmune y toda su familia tiene claro que deben cuidarse especialmente por ella. 


La bici es en su vida una forma de relajarse. Anhela poder ocuparla para trasladarse a su lugar de trabajo, siempre ha querido hacerlo, pero por su enfermedad es complicado. Por ahora solo pedalea en sus ratos libres “pucha que la disfruto jaja”.

 

Francisco

Francisco es técnico en enfermería en el Hospital San Juan de Dios, en el servicio de urgencia. Su trabajo consiste en estar siempre en contacto con pacientes, acompañarlos y fomentar redes de apoyo, “que no sea solo una hospitalización, que el paciente reciba una atención lo más cálida posible”. Desde siempre quiso estudiar algo relacionado con la salud, y como tens conoció más de cerca la importancia de dar un trato humano a los pacientes. 


Después del trabajo Francisco llega derrotado a su casa, es complicado y sacrificado, pero vale la pena. A veces, reconoce, uno se termina encariñando con los pacientes y es agradable ver que están sanando y mejorando. “Para trabajar en salud a uno le tiene que gustar su carrera. Lo que está pasando es un desafío súper grande y delicado, pero estoy motivado porque sé que estoy contribuyendo a una causa social”.


El primer cambio con la llegada de la pandemia ha sido el de los turnos, antes eran de 12 horas y ahora son de 24. Les ha tocado también recibir a más gente y han tenido que tomar medidas de precaución para no ser ellos quienes transmitan el virus entre pacientes. Reconoce que tiene algo de temor, principalmente por su familia. Tiene claro que él es un foco de infección y vivir con sus dos abuelos es algo que lo tiene preocupado. 


La bici es parte importante de Francisco y sus ratos libres. Antes de la crisis sanitaria solía llegar a su casa, comer y luego salir a pedalear o practicar skate con amigos. Su manera de desestresarse era compartir eso con ellos, y ahora con la cuarentena son escasos los momentos para distraerse y despejarse de la pega. 

 

Daniela

Daniela tiene 32 y es psicóloga clínica, trabaja en el COSAM de La Florida, en el programa de adolescentes en consumo de alcohol y drogas. Su trabajo consiste en acompañar a jóvenes, estar ahí para ellos de forma personalizada. “A diferencia de lo que pasa en un consultorio, aquí la atención es semanal y los casos son más complejos”. 


Debido a la pandemia del Covid19, Daniela y sus compañeros han tenido que evaluar cómo seguir acompañando a los jóvenes a la distancia. Por la cuarentena se hace imposible atenderlos presencialmente, y hay casos urgentes que no pueden esperar. Es complicado porque es un trabajo que ya en un contexto normal es difícil mantener. El tema de la cuarentena también es complejo porque la casa no siempre es el mejor lugar para estar lejos del consumo.


Daniela siempre ha tratado a personas con problemas de alcohol y drogas, ha trabajado en Puente Alto, San Bernardo, San Ramón y la Florida. La mayoría de los adolescentes que Daniela recibe llegan porque sus padres o el colegio los mandó, así que es muy importante llegar a acuerdos con ellos y escucharlos. Hay que saber cuidarse entre colegas porque se ve harto dolor y abandono emocional, también entender las limitaciones que cada profesional tiene y aportar desde lo que sea posible. “Es difícil porque nadie te enseña a cuidarte. Antes de psicóloga soy persona, en mi carrera uno se ve obligada a preocuparse de una misma, para poder cuidar a otros”.


Daniela se traslada con su pink a la pega al menos 3 veces a la semana. Además de andar en bici, hace yoga y medita, así es como logra despejarse y estar preparada para acompañar y contener. Además de los viajes cotidianos, solía ir a cicletadas, “a la bici la estoy echando muchísimo de menos”.

 

Francisca

Francisca tiene 26 años, es enfermera y trabaja hace 3 años en el Hospital Base de Valdivia en la Unidad de Cuidados Intensivos en adultos. Por lo general los servicios críticos son bastante estresantes, principalmente por la complejidad del estado de los pacientes. A pesar de eso, dice sentirse bien y gustarle su trabajo. El equipo interdisciplinario con el que trabaja y las situaciones que enfrenta la hacen aprender mucho. “Aprendes a conocerte como profesional y también como persona. Estoy muy feliz con mi profesión y lo que hago, termino agotada, pero no es ningún sacrificio levantarme e ir”. 


Actualmente ella no está en cuarentena. Este tiempo ha sido muy complicado porque, como la crisis sanitaria es compleja, hay mucho de improvisación y falta de recursos. En el hospital han ideado distintos elementos para cubrir partes del cuerpo. Nadie quiere contagiarse y están conscientes de las repercusiones que puede tener eso. No es fácil buscar reemplazos, no se puede llegar y trabajar en la unidad de cuidados intensivos.


A pesar de que en este tiempo el contacto con los amigos suele disminuir, para Francisca y su entorno esto no ha sido tan así. La mayoría de sus amistades trabajan en el mundo de la salud, así que mantienen el contacto y más o menos están viviendo situaciones parecidas. Con su familia de Temuco es diferente, no los ve hace unas 2 semanas y probablemente no lo haga en al menos un par de meses más. La contactan harto y están preocupados, pero saben que toma todas las precauciones para evitar contagiarse. 


Francisca quiso aprovechar este espacio para que la gente, en especial los jóvenes, se tomen en serio este asunto. Tomar siempre precauciones, usar los implementos correctos y saber en qué circunstancias sirven y en cuáles no. 

 

Ignacio

Ignacio tiene 26 años, es médico y trabaja en el Hospital de San José de Maipo. Egresó hace un año y actualmente está en etapa de destinación como médico general de zona. 


En su trabajo está a cargo del programa en que se atiende a adultos con enfermedades crónicas, además de atender urgencias. Llegan pacientes de todo tipo, desde resfríos simples hasta accidentes de tránsito. Hay de todo un poco.


En su primera experiencia como médico, Ignacio dice estar aprendiendo mucho. “Uno sale del internado con muchos conocimientos frescos, pero nunca ha tenido que enfrentar la responsabilidad de tomar decisiones difíciles solo, o de tener que comunicar una mala noticia a una familia”. El lugar donde trabaja también le ha hecho experimentar otra realidad, San José de Maipo es un lugar muy lindo donde hay mucho contacto con la naturaleza aún estando cerca de Santiago.Todo es más chico y rural, hay otro tipo de pegas como arrear animales, etc.


La llegada del Covid-19 ha significado hartos cambios. Hasta que la crisis sanitaria termine, están atendiendo sólo patologías graves o urgentes. Todos aquellos que tienen enfermedades crónicas y están estables es mejor no atenderlos y evitar que vayan al hospital donde es más posible que se contagien. 


Ignacio nos cuenta que para ellos ha sido especial, porque tienen claro que lo más seguro es quedarse en casa, pero que tienen que trabajar. “Uno asume esa responsabilidad y todos los trabajadores de la salud lo saben”. Otro tema es el de la aislación, parte de la pega es alejarse de la gente de riesgo y tratar de verlos lo menos posible, porque los propios médicos pueden ser foco de contagio. “Yo conversé con mi familia y les dije que no los iba a ver hasta que terminara esto. Mis papás son de edad y tienen enfermedades crónicas”. 


Junto a su equipo han tomado todas las precauciones posibles y tienen claro que el riesgo es parte de su trabajo. “A veces es frustrante estar dando la pelea y exponiéndose al contagio, y que haya gente que no se cuide. Es la minoría, pero da lata, pueden contagiar a otros y hay una responsabilidad con la sociedad porque llegará un momento en que no podremos atender a todos”. 


La bici es la alternativa que Ignacio tiene para despejar la cabeza. Desde que trabaja en el hospital vive en Pirque, donde hay caminos largos, pasan pocos autos, hay muchas viñas y vistas con cerros. “Siento que me sirve mucho para distraerme y hacer deporte, o simplemente para recorrer y conectarme con la naturaleza”.

2 Respuestas

Sofia
Sofia

abril 02, 2020

Grandes historias! Gracias P3 <3

Marco Muñoz
Marco Muñoz

abril 01, 2020

Gracias Equipo P3 por compartirnos estas historias. La bici es un medio bacán para poder hacer cambios en nuestra sociedad en varios aspectos. Las personas entrevistadas no sólo disminuyen su huella de carbono o mejoran su calidad de vida; sino que también se encargan de proteger la nuestra. Un gran aplauso a estos héroes por su aporte diario y a ustedes, que nos vinculan con el resto de las personas de la comunidad.
Saludos!

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